Lo que nosotros escuchamos puede contaminarnos más de lo
que parece, una conversación puede tanto bendecir nuestras vidas como también desfavorecerlas.
En la palabra de Dios nos enseña acerca de esto, en esta ocasión quisiera
compartirles un versículo que se encuentra en Job 34:3 que dice de la siguiente
manera:
Porque el oído prueba las palabras,
Como el paladar gusta lo que uno come.
Claramente aquí podemos observar que nuestros oídos son
los que están consumiendo toda plática que se pueda tener. Nuestros oídos son
la boca de la comida que representan las palabras. Como en el caso de Daniel
que ellos cuidaron lo que comieron y los resultados fueron expuestos de forma vistosa,
también nosotros tenemos que cuidar lo que nuestros oídos escuchan para poder
estar robustos espiritualmente.
No hay que dejar que nuestras vidas sean contaminadas por
una canción secular, una película o una conversación llena de pecado, no hay
que permitirnos escuchar el sistema del mundo y tampoco dejar que nuestro espíritu
sea infectado por comidas (pláticas) echadas a perder porque harán que nuestra comunión
con Dios enferme y tenga efectos contrarios a la voluntad del Señor.
Hay que tener cuidado a quienes les prestamos atención,
tal vez le prestas tus orejas a la persona equivocada y por eso te sientes decaído,
triste, sin fuerzas, deprimido ya que lo que estas comiendo es alimento que te está
deteriorando en vez de ayudarte.
Mejor dedícale más tiempo a escuchar y meditar la palabra
del Señor, que el Salmo 119:103 sea real en tu vida.
! Cuán dulces son
a mi paladar tus palabras!
Más que la miel a mi boca.
Si fue de bendición para tu vida, nos gustaría saber, cuéntanos...!
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